lunes, 28 de julio de 2008

Vuelvo a una especie de rutina que, entre tantos días de vacaciones es como un oasis. En casa como en ningún sitio. Aprovecho para realizar algunas gestiones importantes, unas agradables (como ir al fisioterapeuta) otras odiosas (pagar una multa de 140 eurazos por una infracción en Lugo en el mes de enero y que había olvidado completamente).

Ayer fuimos de excursión a un paraje natural encantador, un recorrido por las orillas del río Mandeo, cerquita de aquí, por Betanzos. Al llegar a casa cenamos pavo al limón (delicioso y un poco quemao, la cebolla sobretodo) y terminamos de ver Yuno, la peli. Interesante y graciosa.

El viernes toca ir a Huelva, el sábado a Murcia y el domingo tocamos en Madrid. La semana pasada quedé horrorizada de la cantidad de tiempo que se pierde por la mala organización de un concierto. Llegar a las cinco de la tarde, no ensayar hasta las ocho, y terminar el ensayo diez minutos antes del concierto (previsto a las 10:30 y que comenzó con media hora de retraso). ¿Por qué y para qué?

De vuelta a Madrid no sentía ni espalda, ni brazos, ni na de na. A la mañana siguiente me acordé del director y de su puta madre...que dolor.

El tiempo no es precisamente estival, pero se agradece. Los calores de la meseta me tenían un tanto atolondrada.

No hay comentarios: