domingo, 6 de enero de 2008

por fin

Hoy termina la navidad. Esta mañana, sin duda los niños son los protagonistas. Unos han estrenado sus regalos, otros no tienen ni para comer. Hay quien odia las navidades y hay quien las adora. Ni fu ni fa. Durante el año echo de menos la ilusión de la lotería, la iluminación callejera, el calor del hogar, el olor a castañas, los escaparates tan lindos y vistosos, las felicitaciones...el anuncio del turrón de "vuelve a casa por navidad". Como hija, es cierto que durante 16 años siempre he vuelto.



Echo de menos ser niña, echo de menos cuándo estábamos todos sentados en la mesa la noche de reyes y no faltaba nadie (éramos casi 20). Nadie movía un dedo hasta que el abuelo empezase a comer, se repetaban horarios, normas, y la paga era más que suficiente. O la alegría de encontrar la sorpresa en el roscón de reyes, y presumir en el cole, o morder la habichuela gigante. Entonces le tocaba pagar a tu padre todos los roscones. Y te miraba vilmente diciendo "me cago en tus muelas". Pero tu madre, te sonreía tiernamente pensando-ni caso a tu padre, no pasa nada corazón, se paga y punto-.



He llegado a casa de madrugada, voy a comer a casa de unos amigos con niños ( saben que por aquí pasa un paje real y ha dejado caer algo por la chimenea)...mi familia ya está desperdigada, y en vez de desayunar el mítico chocolate con churros de mi madre, todos en pijama, al calor de un buen fuego, con ilusión y de buen rollo, he desayunado un sandwich mixto y un zumo natural con "C", "P", "A" y unos conocidos de "C" que no había visto en mi vida ( más antipáticos que la madre que los parió) en un bar donde lo mejorcito éramos nosotros. Cómo cambia el cuento eh?



La navidad es un ritual del que no se puede escapar. Cuándo abandonas la infancia siempre es igual, nos deja una sensación de "vale, se acabó", de que el tiempo nunca es el mismo, por eso la navidad está cargada de melancolía. Recuerdo. Siento. Añoro.

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