sábado, 24 de noviembre de 2007

momento Brahms

No sabría que responder quien es el compositor que siempre ocupó mi alma. Va por temporadas, las hay buenas, malas e insulsas.

Quizás me viene el nombre de Brahms a la cabeza, pero es algo circunstancial y visceral. Llevo varios días que todo me afecta bien poquito. Debería existir una especie de oráculo que descifrara el estado anímico según el compositor y obra que se escucha. Porque ahora mismo podría confirmar con absoluta certeza que estoy en stand by.

Tenemos el trio para violín, trompa y piano, op.40. Para escuchar en casos de calma matutina, porque si lo haces con resaca, la trompa puede perforar el poco cerebro que quede intacto.

Después está el Trío op.8 en Si mayor, para violín, cello y piano. Lo toqué hace años y me pareció una obra muy completa en sí misma, consigue mover afectos de todo tipo, rencor, amor, odio, risa (scherzo), melancolía, indiferencia....

Los dos tríos con piano, el op.87 y el op.101, son diferentes y los podríamos escuchar siempre y cuando tengamos el espíritu libre, sin ataduras mentales, porque como te ronde alguna preocupación, acabarás empeorando.

Otro trío es el de La Mayor, op114, para clarinete, cello y piano, dificil pero muy hermoso. Debería tocarse solo con amigos. Me comprometí a tocarlo el otro día con un colega de clarinete y no va a poder ser. Nos besamos. Ya no podemos tocar juntos. No es lo mismo. Paso.

Las tres sonatas para violín y piano, son verdaderas joyas de la literatura romántica. Cualquiera enamora al mas duro de oido.

Los dos quintetos, el de piano y el de cuerda, exultantes de fuerza, desgarradora y arrebatadora fueron escritos en un estado de gracia e inspiración inalcalzable. Recordemos que Brahms siempre estuvo enamorado de Clara Wieck Schumann, la mujer de Robert Schumann ( un matrimonio maldito, tortuoso, y al cual el padre de clara siempre se negó). A pesar de la diferencia de edad entre Bramhs y Clara, y de un sin fin de encuentros y desencuentros, los tres decidieron estar juntos y alimentar su amistad hasta el fin de los días. Clara vio morir a Schumann y a Bramhs.

El quinteto con clarinete nos sería muy útil en una velada con amigos, por ejemplo, una comida prenavideña que pienso organizar en cuánto tenga tiempo. Será divertido.

Los cuartetos con piano hace tiempo que no los escucho, no recuerdo como empieza ninguno. Pero seguramente son extraordinarios. Los escucharé mientras conduzco de camino a Coruña.

Y qué puedo decir de las dos sonatas para cello y piano. Buf! Prefiero tocarlas. Siento nostalgia de ellas. Debería recuperarlas algún día. Estas si que tienen una mochila de recuerdos por medio mundo.

Los cuartetos de cuerda y los sextetos pertencen al grupo de obras de música de cámara que solo deberían escucharse con el corazón, porque con los oídos es insuficiente. No sabría explicar lo que significan para mí. He perdido y ganado tantas batallas con estas obras.

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