lunes, 14 de abril de 2008

Una mañana como otra cualquiera despiertas en tu cama. Abres los ojos. Te desperezas. Pronto te das cuenta que algo no va bien. Tus piernas están dormidas. El susto es tan grande que avisas a tu madre y hermano.

Te llevan al hospital. Los médicos de urgencias no saben que puede ser...tantas alternativas. Y todas malas. Esperas que el diagnóstico definitivo sea el menos malo. Aparece el neurólogo de guardia. Inmediatamente sugiere hacer varias pruebas. Análitica, agujas de sensibilización en piernas, punción lumbar, tac craneal, escaner neuronal, escaner medular,...

Los resultados tardan varios días...mejor ingresamos. Un día, otro, otro más...ya van cuatro días. Aparecen los primeros resultados: descartada la leucemia y la esclerosis. Todo apunta a una mielitis. ¿Qué es eso? Una inflamación de la médula espinal. ¿Por qué? No lo sabemos.

Una prueba más. Solo nos queda esperar.

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