domingo, 17 de febrero de 2008

MP3

El otro día al finalizar una clase, un alumno, me propuso escuchar un grupo de heavy formado exclusivamente por violoncellistas, apocalyptica, creo. Me puse el "pinganillo" en el oído y descubrí lo horroroso que resulta la música en esos pequeños aparatos de música llamados mp3.
Nuestros chavales deben saber que el uso continuado de estos dispositivos crea adicción, trastornos de audición y pérdidas auditivas irreparables. El problema, y me lo dijo un físico, es que estos reproductores permiten escuchar música a un volumen que puede llegar a los 112 decibelios, cifra similar al despegue de un avión. Qué barbaridad, pensé!

Cada día obligo a mis alumnos a bajar el volumen de sus auriculares, pero debe molarles el efecto pernicioso y nocivo, porque no hacen caso. El daño producido por un mp3 se caracteriza (informada por un otorrino) por pasar desapercibido. Veo como en las próximas décadas nuestros alumnos, y futuros intérpretes van a estar un poquito faltos de oído. Reconfortante no?

Acabo de llegar del futbol. Domingo por la tarde. Increible. Lo pasé fenomenal. Ganó el equipo de casa. Comentaban que los visitantes eran mucho mejor, pero los nuestros pelearon hasta conseguir un golete. Había olvidado la emoción que produce estar en el fondo sur de un estadio (pequeñito), y escuchar a la afición cantar y gritar. Fumar, comer pipas, gominolas...aplaudir, insultar al árbitro (sobornado, por cierto), levantarte del asiento (asqueroso de suciedad) en cada intento de gol.

Estoy bastante cansada de tocar. Por la mañana trabajé en el jardín. La primavera está próxima y debe estar a punto. No he podido arrancar el puto cortacésped, estoy hasta las narices de él. Un regalo de mis ex-suegros...casi me dejo el brazo derecho. Normalmente pido ayuda a algún vecino pero no se puede abusar. Al arrancar una rama de palmera me ha caído encima, y menudo susto, pensaba que me tiraba al suelo. Cómo echo de menos al jardinero...y no porque estaba bueno precisamente, si así fuese seguía contratado.

Mañana tengo que hacer una gran compra, el jueves llega a mediodía la tropa serrana (mi hermana y seis amigas). Iré haciendo camas poco a poco y recogiendo la casa ( el salón dá pena, un desorden tan extravagante cómo caótico). Tengo un gato merodeando por aquí desde hace días. Maúlla sin parar, o de hambre o de celo,ni idea, odio los melandros. Arg..no los soporto!!

Anoche pude oir un buho. De buena gana cambiaba mi vida por su rama.

No hay comentarios: