lunes, 4 de febrero de 2008

Resumen de emociones.

El sábado recibo un msm:



- "Mi padre se está muriendo de cáncer de páncreas, suena duro pero es así. Te lo digo porque sé que nos aprecias"



Piden discreción. Lo sabe solo la familia.



El lunes por la mañana me llaman por teléfono.



-"Se acaba de morir"



Inmediatamente cojo el coche y conduzco sin parar hasta el tanatorio de la m-30. Encuentro sitio para aparcar. A la primera. Son las 17:00. Entro. Busco la sala. Mis amigas no han llegado todavía. Saludo a los familiares. Me siento en un incómodo sofá. Leo la prensa. Me escondo para no ser reconocida por personas que no me apetece saludar.



"M" está destrozada. Es natural en estos momentos. Tan delgada que apenas la reconozco. Demacrada. Con lo joven y guapa que es. Me da pena. Tan solo hace unos meses que no nos vemos. Ha sufrido mucho en los últimos años.



A las 18:00 llegan "B" y "A", procuro no llorar y nos abrazamos. Salimos. Aquí podemos hablar, pensamos. Nos ponemos al día en avatares de la vida, trabajo, salud, amoríos, y desgracias varias....nada que ver con la muerte o la pérdida de un ser querido... Me gustaría irme pero necesito ver a "S", hace mucho que no coincidimos en el pueblo (noviembre). Llega a la 19:30 con su marido. Se pone a llorar, la veo y no puedo evitar soltar unas lágrimas. Breve silencio.



Ya estamos todas, de pie. Unas de negro, otras no. La mayoría lloramos.

Todas pensamos. ¿Por qué no valoramos más la vida? ¿Por qué discutimos por chorradas? ¿Por qué nos quejamos de vicio? ¿Por qué lloramos amargamente cuándo las cosas no salen como esperamos? ¿Por qué dejamos de hablarnos con nuestro padre, madre o hermanos? ¿Hasta cuándo podemos guardar el rencor producido por una discusión que ya ni recordamos? No entiendo nada. No quiero ser así. Necesito pensar que no somos así. Me gustan las personas francas.



Ha desaparecido tanta gente, que considero una bobada citarlos como si de un homenaje póstumo se tratara. Los recuerdo a todos y cada uno de ellos. No necesitan homenajes. Los muertos, muertos están. Descansen en paz. Sepultura, nicho o columnario. Incinerados o no. Nunca he visto uno, y mientras pueda evitar este trago lo haré. Lo que ellos desean es que aprovechemos la vida sin hacer daño, procurando ser amables, y sobretodo querer, querer con locura a todos los que tenemos cerca, a los que nos quieren y a los que no. En definitiva, cuando la muerte llama a tu puerta, no te va a preguntar nada. No pide permiso. Entra y te lleva.

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