domingo, 7 de octubre de 2007

Recetas

El fin de semana va llegando a su fin sin pena ni gloria. La verdad es que me he divertido mucho con "C","M" y "A". Son unas chicas estupendas."C" ya ve la luz al final del tunel, "A" es feliz en su mundo y con su chico, y "M" se marcha a Noruega dentro de unos días, la vamos a echar de menos ( tengo ganas de ir a visitarla a Oslo).
Conocimos mucha gente, algunas personas encantadoras otras que derrochaban arrogancia, prepotencia y mala educación.
Me acerqué, en un local de moda muy solicitado, a una persona para despedirme y no se dignó en darse ni la vuelta. A mí, tonterías las justas y un poquito de por favor, lo cortés no quita lo valiente.
La sobredosis de cubatas y el maldito tabaco ( llevaba sin fumar casi un mes...y la cagué) provocaron en mi una seria reacción que ha consistido en bailar, coquetear, sonreir y cotillear con mis amigas.
Ahora el exceso pasa factura al cuerpo y me siento morir. Y es cuando todos pensamos: nooo vueelvo a beeebeeer en la vidaaaa.Ja, ja, ja.
Menos mal que tengo a mi amigo colombiano Hector Abad Faciolince y su maravilloso libro Tratado de culinaria para mujeres tristes para pasar la tarde del domingo.
"Esa tendencia a traicionar, a mentir, y a ser perfectamente franca. A esconderte o a mostrarte mucho. Ese cuidado de cuidarte tanto para acabar narrando tu historia, tu verdad con pelos y señales a un desconocido. Esas ganas de huir, de salir corriendo cuando alguien empieza a conocerte, aunque no te releves. Ese vértigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie. De envolver las caricias en palabras. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles. ¿Cómo pensar en esta confusión contradictoria? Es verdad y mentira, está bien y está mal y no hay salida.
Nada que hacer. Tómate un vaso de agua".

Pues eso haremos, beber agua sin parar.

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